Cada vez escuchamos hablar más de la inclusión financiera como un factor que permite el desarrollo económico de las poblaciones. El término, que tiene poco más de una década, se ha convertido en una política a perseguir por todos los países. Con modelos más exitosos en los territorios más desarrollados y con grandes desafíos en los subdesarrollados, la inclusión financiera es el elemento fundamental para hablar de progreso de los individuos.
Gracias a la tecnología aplicada a las finanzas, con el desarrollo y crecimiento de las Fintech, la inclusión financiera se encuentra en una etapa de crecimiento que promete cambios muy favorables en las vidas de las personas. Conozcamos más sobre esta política en crecimiento.
¿De qué hablamos cuando nos referimos a “inclusión financiera”?
La inclusión financiera permite reducir la pobreza e impulsar la prosperidad de los individuos. Según el Banco Mundial, Inclusión Financiera significa -tanto para personas físicas como empresas- la posibilidad de tener acceso a productos financieros útiles y asequibles que puedan satisfacer sus necesidades. Dichas necesidades, tales como pagos, ahorros, créditos y seguros, si son prestados de manera responsable y sostenible, pueden aportar al crecimiento de las personas, reduciendo la pobreza e impulsando la prosperidad.
El acceso a servicios financieros facilita la vida cotidiana de las personas y genera un aumento de las micro, pequeñas y medianas empresas como también su formalización.
Con respecto a los individuos, el acceso a servicios financieros reduce la pobreza y disminuye la vulnerabilidad de los hogares pobres o que han salido recientemente de la pobreza.
Ayuda a las familias a planificar su vida: ya sean objetivos a corto plazo, emergencias e imprevistos, como también planes a largo plazo como la compra de una casa, un auto o la concretación de un proyecto de negocio. También les permite invertir en salud, educación y superar las crisis financieras que pueda atravesar el país de residencia. Es decir que la inclusión financiera contribuye a mejorar la calidad general de vida de las poblaciones.
Hoy en día, los servicios financieros pueden disminuir el impacto de shocks negativos al reducir la volatilidad de los flujos de efectivo, mientras que facilitan el mantenimiento de niveles mínimos de consumo y disminuyen las potenciales necesidades de desinversión en educación o salud, que suelen ser las acciones que llevan adelante los hogares de sectores más vulnerables para superar esas situaciones.
En la actualidad, tener acceso a una cuenta de transacciones es el gran primer paso para una inclusión financiera más amplia, ya que permite a las personas guardar dinero, además de enviar y recibir pagos. Esta cuenta, también puede servir como acceso a otros servicios financieros, por lo que garantizar que las personas de todo el mundo puedan contar con estos servicios, es el objetivo de la Iniciativa de Acceso Universal a Servicios Financieros para 2020 (UFA2020) del Grupo Banco Mundial (GBM).
Si bien siempre se habló de individuos incluidos o no financieramente, en los últimos 10 años se ha sumado una categoría más: las personas 'underbanked', que son aquellas que están incluidas parcialmente porque poseen productos financieros pero no los utilizan. Acceden a algún tipo de asistencia social de parte del Estado, como podría ser el PROCREAR en Argentina, u otro tipo de subsidios como los entregados por los gobiernos durante la pandemia COVID-19 y deben bancarizarse, pero suelen retirar el dinero en su totalidad y se manejan directamente en efectivo. Esto significa que no utilizan los servicios que esa bancarización les habilita por falta de conocimientos o porque la falta de interacción con esas cuentas (como usar el dinero digitalmente dentro del sistema) no les permite acceso al crédito. Por lo que el desafío de la inclusión financiera en la actualidad es lograr, también, que esos individuos sub incluidos estén integrados en su totalidad para su desarrollo.
¿Cómo la inclusión financiera impulsa el desarrollo económico de la población?
Hoy en día la inclusión financiera es una de las prioridades para los Estados y para los organismos de desarrollo a nivel mundial, ya que con un entorno normativo y reglamentario propicio, permite un alto desarrollo económico de los países. De esta manera los individuos que acceden a créditos o préstamos pueden capacitarse en oficios, estudiar profesiones o iniciar un negocio que requiera una inversión. Este progreso se nota, principalmente, en los trabajadores independientes o microempresarios que gracias a este tipo de inclusión pueden comprar herramientas de valor para su actividad, ampliar la plantilla de empleados, mejorar sus condiciones laborales o invertir en nueva maquinaria o materiales para producción. La inclusión financiera ofrece igualdad de oportunidades para el desarrollo social.
A su vez, la capacidad de realizar transacciones digitales permite el pago de servicios públicos básicos e impuestos, lo que mejora las recaudaciones estatales, reduciendo el fraude y simplificando el pago para los usuarios. En simultáneo esto disminuye la necesidad de mantener y transportar dinero en efectivo, lo cual representa menores costos operativos para los usuarios.
Desde una perspectiva macroeconómica, la inclusión financiera también es relevante. Existe una relación positiva entre la profundización financiera de un país y su crecimiento y bienestar, en términos de PIB per cápita. La globalización de inversores, que buscan tasas de retorno más altas en el extranjero, y el interés de los inversionistas en diversificar sus carteras de inversión, llevó a que los países -en especial los de economías en desarrollo y transición- intenten desregular los mercados financieros internos. Por esto, las naciones han tenido importantes incrementos del flujo de capitales privados. Esto representa beneficios para el desarrollo económico porque, a partir de una mayor integración financiera, se da la estabilidad en el consumo, un aumento de la inversión en la economía interna, una disciplina macroeconómica más rigurosa y mayor eficiencia del sistema bancario y estabilidad financiera.
Es tal el impacto positivo que puede ofrecer la inclusión financiera en la economía de los países, que desde el 2010 más de 55 países se han comprometido a implementar políticas de este estilo y más de 30 de ellos ya las han puesto en marcha en estrategias nacionales. A su vez los países que más avances han logrado son aquellos que han permitido la competencia de las instituciones bancarias y no bancarias para innovar y ampliar el acceso a servicios financieros.
Continúa con nosotros ya que seguiremos abordando esta interesante temática en próximas publicaciones.+