Años atrás, para las entidades financieras era casi imposible decidir si brindar un servicio financiero a un usuario que no poseía historia crediticia. En la actualidad, el modelo de Open Economy, o economía abierta, es la solución frente a este inconveniente.
Esta metodología consiste en tomar datos de fuentes diversas, no todas necesariamente financieras (tales como ausentismo laboral, redes sociales, desempeño académico y tasas de morosidad de impuestos) para crear un perfil de riesgo del usuario.
Gracias a la digitalización de las operaciones comerciales y el auge de las plataformas virtuales de interacción social, los datos se han convertido en un elemento fundamental para las organizaciones.
Tener acceso a una gran variedad de datos de diversas fuentes es, para las instituciones del segmento financiero, una oportunidad inmejorable para conocer el comportamiento de consumo de los usuarios e impulsar la inclusión económica y social en todos los niveles.
El modelo Open Data impulsa la Open Economy construyendo “una economía real del dato”. A través de ella, se pueden aprovechar datos transaccionales de diversos sectores, tales como el retail, el sector inmobiliario y sanitario, los servicios públicos y el pago de impuestos, para ofrecer productos y servicios financieros adaptados a cada individuo basándose en sus hábitos financieros.
Al poder compartir estos datos financieros por medio de un ecosistema digital de manera rápida, eficiente y precisa, las instituciones bancarias pueden hacer una evaluación del riesgo crediticio y una fijación de precios más adecuadas, crear productos y servicios superadores, optimizar la asignación de su mano de obra y protegerse mejor contra el fraude.
Los cambios en los patrones de demanda de los clientes, la innovación tecnológica y las modificaciones en las regulaciones del manejo de la información impulsan el desarrollo de un ecosistema financiero abierto en el cual entidades bancarias y financieras e instituciones y empresas de todo tipo pueden compartir los datos de sus usuarios.
El movimiento de banca y finanzas abiertas forma parte de un desarrollo mayor: la Open Economy. En este modelo, los datos se liberan, la innovación se acelera y todas las organizaciones se benefician, pudiendo crear nuevos modelos de negocio.
Para explicar de qué se trata la Open Economy, es indispensable que dejemos en claro los conceptos Open Banking y Open Finance, ya que no solo se asocian a ella, sino que también posibilitan su surgimiento.
Se trata de un entorno que posibilita que los bancos, con la debida autorización previa del cliente compartan su información con otros bancos a fin de elaborar propuestas específicas de productos y servicios. A través de este modelo, es posible acceder a registros bancarios tales como cuentas corrientes, cuentas de tarjetas, cajas de ahorro, préstamos y mecanismos de Know Your Customer (KYC).
Las iniciativas de Open Banking surgen en diversos escenarios impulsadas por la regulación o por el mercado y con diferentes alcances, ya que algunas se limitan a servicios bancarios específicos, mientras que otras se extienden a sectores más allá de las finanzas. En algunos mercados, como en Europa, la banca abierta también permite el acceso a la cuenta bancaria para iniciar pagos abiertos.
Al intercambiarse de manera consensuada los datos, la experiencia de los clientes se mejora notablemente, ya que permite renovar los procesos para que el customer journey fluya sin fricciones a la hora de, por ejemplo, abrir una cuenta o pedir un préstamo o hipoteca.
Las finanzas abiertas, por su parte, amplían el alcance del Open Banking al combinar los datos de todos los servicios financieros de un consumidor —incluyendo hipotecas, ahorros, inversiones, seguros, pensiones y otros registros— con el objetivo de crear una visión unificada de su situación financiera general. Además, incluyen a las fintech y otras entidades financieras.
De esta manera, les permiten a las entidades bancarias y a las instituciones financieras aprovechar los datos financieros de los usuarios para mejorar su experiencia, presentarles opciones para gestionar mejor sus finanzas y reducir los costos administrativos asociados a diferentes procesos, como apertura de cuentas o solicitudes de hipotecas o préstamos.
Si bien Open Banking y Open Finance a menudo se asocian con los requisitos reglamentarios para permitir el acceso de terceros a las cuentas, lo cierto es que la banca abierta y las finanzas abiertas también comprenden el desarrollo de un ecosistema basado en la interconectividad entre las instituciones financieras y las empresas impulsado por las API. Este ecosistema, claro está, debe estar acompañado de una regulación que haga esto posible, como, por ejemplo, la ley Fintech mexicana.
El modelo Open Finance permite que empresas de tecnología financiera puedan integrar servicios financieros en sus plataformas, dando lugar a las finanzas integradas. Estas implican la prestación de servicios financieros como los pagos, los préstamos al consumo, los seguros y la gestión de la riqueza a las empresas de tecnología financiera y otras organizaciones. Un estudio de Aite Novarica prevé que este caso de uso alcanzará los 23.000 millones de dólares en 2025.
Open Economy es el último paso en la evolución de los ecosistemas financieros abiertos. En este estadio, además de ampliarse el tipo de información compartida sobre los usuarios, también se extienden los actores que se involucran en la puesta en común.
La economía abierta consiste en tomar datos no relacionados con el riesgo crediticio para decidir si es adecuado o no brindar un servicio financiero a una persona.
De esta manera, los datos compartidos entre instituciones financieras y otros actores (plataformas de redes sociales, autoridades fiscales, instituciones educativas, organismos públicos, etc.) permiten crear un perfil de riesgo específico de cada usuario y ofrecer una propuesta de valor satisfactoria para los clientes.
En un modelo Open Economy, los individuos, propietarios legítimos de sus datos, autorizan que estos sean compartidos con terceros. De esta forma, los registros pueden compartirse a través de aplicaciones y dispositivos conectados (gracias a la tecnología IoT, por ejemplo) y conectarse a cualquier tipo de actividad económica.
Para sacar el máximo provecho de la economía abierta es necesario impulsar la estandarización de los datos y el crecimiento de la amplitud de intercambio sin descuidar aspectos relacionados con el consentimiento de los usuarios, con la protección de la información y con la ciberseguridad.
Si se abordan estas cuestiones con éxito, la liberación de datos acelerará la innovación y todas las organizaciones tendrán la posibilidad de crear nuevas líneas de ingresos u optimizar sus modelos de negocio. ¿Quieres saber más sobre Open Economy y uso de información de usuarios? Contáctanos.